La inversión de los fondos de reserva de la seguridad social, cuyo propósito inicial era salvaguardar el valor de los activos financieros y garantizar la viabilidad financiera y la sostenibilidad a largo plazo de los regímenes de pensiones, se ha convertido en una de las operaciones más importantes de la administración de la seguridad social. Originalmente, las decisiones en materia de inversiones dependían principalmente de la búsqueda de capitales por parte de los inversores y se guiaban por los principios fundamentales de seguridad, liquidez y rendimiento, prestando especial atención a los instrumentos y los mercados financieros (Cichon y otros, 2004).