La institución de seguridad social solicita contribuciones actuariales en la detección de riesgos de catástrofe importantes y en la profundización del conocimiento que se tiene de dichos riesgos.

Esta directriz abarca cuestiones específicas relacionadas con la gestión del riesgo de catástrofe. Un riesgo de catástrofe se define como un evento futuro que pone en peligro y/o debilita considerablemente una organización o un sistema. Los riesgos de catástrofe amenazan la sostenibilidad y la idoneidad de las prestaciones de un régimen de seguridad social, así como la administración y el suministro de prestaciones y servicios.

La gestión del riesgo de catástrofe es un área emergente, y esta directriz se centra en las medidas que deben adoptar las instituciones de seguridad social para profundizar en su conocimiento sobre estos riesgos. Si bien los principios en los que se basa su gestión son los mismos que en el caso de otros riesgos (véase la Directriz 31), la importancia de estos riesgos podría requerir un enfoque de gestión específico.