En la mayoría de los casos, la ley no exige que las instituciones de seguridad social intervengan en la promoción de la salud en el lugar de trabajo. Sin embargo, varias razones las incitan a hacerlo. Algunas de ellas se mencionan a continuación.
Ni aún las mejores medidas de rehabilitación e indemnización pueden compensar la pérdida de calidad de vida resultante de un accidente del trabajo o de una enfermedad profesional que impide al empleado seguir trabajando. Las instituciones de seguridad social desempeñan un papel decisivo en la prevención de los accidentes y enfermedades y en la promoción del bienestar en el lugar de trabajo.
La pérdida de la capacidad de trabajo, como consecuencia de la edad, de una enfermedad, de un accidente o del desempleo, puede reducir los conocimientos generales, las calificaciones y la experiencia de la mano de obra, con repercusiones para el empleador, la comunidad, la persona afectada y su familia. En el futuro, la salud del trabajador, la capacidad de trabajar y las tasas de empleo deberán estabilizarse en un nivel elevado para que los sistemas de seguro social puedan seguir funcionando. La promoción del bienestar en el lugar de trabajo facilita las mejoras sanitarias, el trabajo seguro y la conservación de los trabajadores. Esto garantiza una fuente de financiación sostenible para la rehabilitación y la indemnización, al tiempo que reduce la necesidad de medidas onerosas de rehabilitación e indemnización. Un programa específico de regreso al trabajo y de gestión de la discapacidad puede ayudar a las personas afectadas a obtener los recursos y servicios que necesitan para un regreso al trabajo satisfactorio.
La sostenibilidad de los sistemas de seguridad social en general y de los fondos de indemnización para los trabajadores en particular está definitivamente vinculada a un enfoque coherente en materia de seguridad, salud y bienestar en el lugar de trabajo. Los estudios internacionales de la AISS titulados Calculating the international return on prevention for companies (Cálculo de la rentabilidad internacional de la prevención para las empresas) (www.issa.int/rop) y La rentabilidad de la reintegración al trabajo (www.issa.int/rowr) muestran claramente que vale la pena invertir en seguridad, salud y bienestar. La promoción de la salud de los trabajadores forma parte de este enfoque integral.
A fin de facilitar la promoción de la salud de los trabajadores, la Comisión Especial de la AISS sobre la Prevención ha puesto en marcha la estrategia Vision Zero basada en la opinión de que todos los accidentes son prevenibles y que el bienestar en el lugar de trabajo puede promoverse de manera eficaz. Vision Zero promueve la cultura de la prevención y el compromiso con la seguridad, la salud y el bienestar de todas las personas en el lugar de trabajo. Cabe destacar que esta cultura, basada en la filosofía de que, en principio, ningún accidente es aceptable y que el bienestar de todos los empleados es un factor de éxito importante para las empresas, debe formar parte de los sistemas de gestión.
El desempleo y el empleo pueden afectar la salud y resultan de modelos sociales que ponen en mayor situación de riesgo a las personas de baja condición socioeconómica. El vínculo entre las condiciones de empleo y diversos indicadores del estado de salud es claro. La reducción de las desigualdades en materia de salud beneficia a diversas partes, entre ellas a los gobiernos, los sistemas de salud, los sistemas de seguridad social, los empleadores y los individuos. En efecto, el empleo contribuye a reducir las desigualdades en materia de salud de varias maneras interrelacionadas:
- el empleo y las políticas económicas tienen una gran incidencia en diversas oportunidades de vida, puesto que el trabajo remunerado desempeña un importante papel social en la vida adulta;
- los sueldos y salarios constituyen el principal componente de los ingresos de una persona. Los ingresos bajos e inseguros afectan la salud a causa de las privaciones materiales, de los comportamientos no saludables y de las experiencias estresantes. Los bajos ingresos pueden tener efectos negativos de larga duración, debido a la transmisión intergeneracional de la mala salud;
- las condiciones de trabajo adversas, como los riesgos físicos y químicos, los riesgos de lesión, los horarios de trabajos largos o irregulares, el trabajo por turnos y el trabajo que exige un gran esfuerzo físico pueden ser perjudiciales para la salud; además, la comorbilidad relacionada con las enfermedades prevenibles y no transmisibles a menudo dificulta el regreso al trabajo tras una enfermedad profesional o un accidente de trabajo;
- la vida profesional ha cambiado enormemente en los últimos años. Los trabajadores hoy deben enfrentar exigencias y amenazas psicológicas y socioemocionales a raíz del trabajo inseguro y de otros entornos laborales psicosociales adversos. Estas exigencias y amenazas afectan directamente la salud de los trabajadores. Han surgido nuevas oportunidades para fortalecer el “buen” trabajo (trabajo que promueve y protege la salud) por medio de medidas de prevención primarias y secundarias;
- Los trabajadores temporales, los trabajadores vulnerables y los trabajadores jóvenes se enfrentan a riesgos más importantes y exigen más apoyo y recursos. La mayoría de los trabajadores temporales no tiene acceso a las prestaciones que proporciona la empresa, lo que genera desigualdades en materia de salud.
Sin embargo, un informe de la Asociación Federal Central Alemana de Fondos de Seguro de Enfermedad muestra que los proyectos de promoción de la salud en el lugar de trabajo se distribuyen de modo heterogéneo entre los distintos sectores y empresas. Los trabajadores del sector de los servicios, las mujeres y los trabajadores migrantes tienen muchas menos probabilidades de beneficiarse de proyectos de promoción de la salud que los trabajadores del sector manufacturero. Las instituciones de seguridad social, entre otras partes interesadas están claramente en posición de influir en esta situación y deben defender el acceso equitativo a la protección de la salud en el lugar de trabajo.
El empleador tiene la responsabilidad de garantizar la salud y el bienestar de sus empleados. La mayoría de las leyes nacionales de seguridad y salud en el trabajo apoyan este principio. Otros principios como la participación y la consulta de los trabajadores sobre estas cuestiones, así como la necesidad de asesoramiento especializado, interno o externo, para formular las políticas de la empresa, a menudo forman parte de la misma ley. Aunque los programas integrales de promoción de la salud en el lugar de trabajo con frecuencia exceden el simple cumplimiento de las disposiciones legales, los actores que aplican y respaldan las políticas de la empresa a menudo son los mismos.
Por lo general, se reconoce que los programas de salud en el lugar de trabajo más exitosos a nivel de la empresa se basan en un sólido compromiso de la alta dirección. La participación de la alta dirección es imprescindible para que los empleados aprecien y reconozcan que su empleador se compromete a proteger y promover la salud y el bienestar de la mano de obra.
Además, los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo exigen el compromiso y la participación de los trabajadores y deben llevarse a cabo en colaboración con los empleados de todos los niveles de la organización. Por último, la planificación, el desarrollo y la implementación de la promoción de la salud en el lugar de trabajo también exigen el impulso de un equipo (o de una sola persona) para garantizar activamente la implementación de la promoción de la salud dentro de la empresa.
Las instituciones de seguridad social son actores importantes en la promoción de la salud en el lugar de trabajo. Su papel incluye alentar y apoyar activamente a los empleadores que establecen programas de promoción de la salud en sus empresas. El apoyo puede incluir la inversión de tiempo y recursos en estas acciones.
El apoyo a la promoción de la salud en el lugar de trabajo prestado por las instituciones de seguridad social puede basarse en un mandato legal o voluntario. En el caso de las instituciones de seguridad social que ya están estrechamente vinculadas con lugares de trabajo y que obviamente se beneficiarán del desarrollo de programas exitosos de promoción de la salud en el lugar de trabajo, es lógico y rentable asumir este papel de respaldo y facilitación de la promoción de la salud.
En muchos países, los consejos de indemnización de los trabajadores aseguran a los empleados contra la pérdida de ingresos provocada por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. A menudo los consejos de indemnización de los trabajadores forman parte de los fondos de seguridad social que, además de los accidentes de trabajo, abarcan otras ramas de la seguridad social, como desempleo, pensiones, salud y prestaciones familiares.
Los regímenes de seguro de enfermedad también tienen interés en la promoción de la salud y en particular en la promoción de la salud en el lugar de trabajo. La organización de estos regímenes de seguro de salud depende en gran medida del contexto nacional. A menudo el empleador (que por lo general cubre los primeros días o las primeras semanas de ausencia por enfermedad) y el fondo del seguro de salud, comparten la responsabilidad de indemnizar al trabajador enfermo ausente. Lo mismo ocurre con las disposiciones establecidas por las leyes nacionales de seguridad social aplicables a los fondos de invalidez y de pensiones.